domingo, 4 de mayo de 2008

CONVERSACIONES EN LA CATEDRAL. Y II: SAID


“…Pero no deben haber transcurrido ni cinco minutos cuando cerca se ha sentado otro moreno que, sin saber cómo, está hablando con nosotros mientras bebe un vaso de agua. Se repite la historia de Luisa pero la versión es completamente opuesta. El personaje, de unos 30 años y esta vez negro, dice llamarse Said –nombre de origen árabe, me explica, como si yo no lo supiera- y se presenta como ingeniero*. Va bien vestido y lleva algo enrollado que supongo pretende que son planos, aunque se ve a la legua que es un póster. Lleva también un maletín. Le pido que se acerque y se siente con nosotros. Manifiesta cierto aire de superioridad –me indica que él es más profesional que yo porque es ingeniero y yo “solo” enfermero- por lo que es necesario darle un toque de atención y poner las cosas en su sitio. En seguida cambia el tono y sigue con su discurso.
El país está hecho una mierda por culpa de Fidel. Al principio, la Revolución estuvo bien pero el poder corrompe y ahora es una dictadura. Los cubanos ganan sueldos de miseria y las chicas jóvenes tienen que prostituirse para ganar algunos dólares. Sus madres al principio se oponen, pero cuando llega el dinero a casa la situación cambia y hacen la vista gorda. Y el gobierno lo permite, que es lo peor de todo. La policía hace el paripé y de vez en cuando les llama la atención para que el turista diga “Mira, Fidel no quiere que haya prostitutas en Cuba” pero “todo es una farsa”. El tono de voz de Said es desganado y toda la conversación está llena de gestos y suspiros que viene a decir “qué sabrás tú de lo que pasa en Cuba”.
Sin embargo, reconoce que “todos los pueblos tienen el gobierno que se merecen”. Le pregunto por qué los cubanos no hacen algo para cambiar la situación. La respuesta es simple: es que si te mueves la policía te da leña. “Los policías de La Habana son muchos de provincia y solo les permiten quedarse en la capital si ejercen la represión”. Le contesto que, naturalmente, la policía de una dictadura está para reprimir pero que tanto en Chile como en Argentina o España la gente luchó en la calle por la democracia a pesar de la represión policial. Said me contesta con evasivas.
Le he ofrecido tomar algo pero no lo acepta porque “no me pasaría por la garganta”. Con ese dinero, nos cuenta, podría comprar cosas que necesita para su casa y para su hija. Al final, se lleva en metálico el importe de la bebida “para su casa” y algunos regalos –globos, bolígrafos y lápices- para su hija, de la que ni siquiera nos ha mostrado una foto. Quizá no es fácil hacerse fotos en La Habana o quizá esa hija no existe. Quién sabe.
En una misma mañana y a pocos metros de distancia, Fidel ha pasado de ser Dios a ser el diablo. Son las dos caras de Cuba.”

* He cambiado el nombre y la profesión de Said por motivos obvios.

6 comentarios:

Kaken dijo...

En este caso, te copio: im-presionante.
Uff¡¡

Anónimo dijo...

Muy bueno el reportaje. Gracias.

Lal dijo...

En todas partes hay una cara y una cruz. Gracias Cel.
Y buena elección la del nombre de Said :P

Anónimo dijo...

A ver si actualizamos, coñes.

Kaken dijo...

Me uno a Don Bowman, ya va siendo hora, niño¡¡

Celadus dijo...

Las cosas en su momento, chicos. Pero gracias por el interés.