lunes, 3 de diciembre de 2007

LA PLAYA DE ISLA NEGRA

Ya era hora de volver a la isla, aunque en realidad nunca me fui, solo que anduve paseando por la playa y recogiendo los mensajes embotellados que iban llegando a la orilla. Para todos los que los enviaron, sabed que lo llevo bien. La Parca y yo nos entendemos, ya me ha visitado otras veces y hace mucho que le vi la cara de cerca. No le guardo rencor, pero a veces se pasa de bromista. Es su forma de ser, no lo puede evitar.
Los paseos por la playa ayudan a entender muchas cosas, y a recordar las que ya sabemos. Me gusta mirar las olas. Son una metáfora perfecta de nuestras vidas: parecen surgir de la nada y van creciendo, unas despacio, otras muy deprisa, hasta tomar altura para luego volver a perderse en el mismo mar de donde nacieron. Son uicamente agua, solo que nos parecen otra cosa. El agua siempre está ahí, antes y después de las olas. Cuando una desaparece viene otra. Nunca es la misma forma pero siempre es la misma sustancia.
Caminas descalzo por la arena húmeda, sintiendo el contacto de los granos en la planta de tus pies, hasta que una de esas olas viene a morir ante ti, y sientes un lametón de espuma y un frío que te sube hasta los tobillos. Y entonces comprendes que todo está bien, que todo es como debe ser, y miras al mar, y te ves en un espejo. Y comprendes que estás vivo.

5 comentarios:

Inés Valencia dijo...

Bienvenido a casa. Se te echaba de menos...

Eli dijo...

¡Qué bueno es estar vivo!
Y que bueno tener un rincón dónde aparcar, meditar y poder tomar decisiones en paz.
¡Pero que bueno es volver!
Sé bienvenido, amigo.

Alberich dijo...

Bienvenido,amigo.
Se te echaba de menos.

Kaken dijo...

A veces te entiendo y otras te me escapas, pero sigue escribiendo..aprendo...
Que envidia poder pisar la playa¡¡

Celadus dijo...

Muchas gracias a todos por la bienvenida. Es un placer teneros por aquí.
Kaken, eso me pasa incluso a mi, jeje.